Sí, siempre lo dicen: No trabajes con la familia, pero veamos porque lo dicen. En la teoría, trabajar con la familia suena como un sueño hecho realidad. Rodearte de personas en las que confías, con quienes compartes valores y que, supuestamente, siempre querrán lo mejor para ti y el negocio. ¿Qué podría salir mal? Pues… básicamente, todo. Desde discusiones interminables sobre quién manda hasta enfrentamientos épicos por dinero o favoritismos, las empresas familiares pueden convertirse en auténticos campos de batalla disfrazados de «ambientes de confianza».
Si alguna vez has pensado en emprender con tu hermano, tu primo o incluso tus padres, tal vez deberías reconsiderarlo. Sí, hay casos en los que las cosas funcionan bien (y a esos afortunados les aplaudimos), pero en la mayoría de los casos, el trabajo en familia solo genera estrés, conflictos y situaciones que hacen que las cenas navideñas sean un espectáculo digno de reality show. Vamos a analizar por qué trabajar con la familia puede ser una de las peores decisiones que puedes tomar.